Claudio Ferrufiño-Coqueugniot

El exilio voluntario

Claudio Ferrufiño-Coqueugniot nació en Cochabamba el 13 de marzo de 1960, de madre argentina y padre boliviano. Estudió Química industrial, Idiomas, Sociología en la UMSS y Lenguas Modernas en la Universidad de Denver. Ha publicado: Virginianos (1991), El señor don Rómulo (2003), El exilio voluntario (Premio Casa de las Américas, 2009), Diario secreto (Premio Nacional de Novela, 2011), Muerta ciudad viva (2013), Crónicas de perro andante (con Roberto Navia Gabriel, 2013), Madrid-Cochabamba (con Pablo Cerezal, 2015), Ecléctica (2019), El oro de las estrellas extinguidas (2019), Nuevos escritos de memoria antigua (2021), Fever (2021), Diario del divorcio (Cuaderno de viaje) (2023).

En su propia pluma:

Escribo porque no hablo. Quizá a eso se reduce mi biografía literaria. Como si el arte naciese de la timidez. Por un lado; por el otro, los padres y su biblioteca como el ambiente formativo de alguien cuyo destino estaba en sentarse a escribir. Eclécticas lecturas y cero censura.

No leí, de hecho, al nacer en 1960. Vendría después, con la lectura de David Copperfield y la impresión mayor que un texto escrito produjo en mí. Recuerdo la profunda tristeza, la ausencia, el amor. Ese libro de Dickens como pivote de algo que se desarrollaría en la lectura de los rusos, los norteamericanos, los argentinos. La ausencia de comedia, la sobredosis de drama.

Y Bolivia, que era tan intensa en mi madre argentina; tan contradictoria en mi padre. La literatura vive en las impresiones primarias. El país es una impresión primaria. De ahí mis libros, escritos lejos y tan esencialmente nuestros, míos, intensos y contradictorios, como mis padres. Literatura boliviana de lejos, porque tan lejos habitamos de nosotros mismos, incluso aquí.

Luego de 33 años en los Estados Unidos: Washington DC, Arlington Va, Alexandria VA, Rockville MA, Denver, Aurora CO retorno a Bolivia. 1989-2023, un largo período que llegó a su fin. Tengo grandes proyectos literarios y el hecho de ya estar jubilado y disponer de tiempo tendrá que dar buenos resultados. Otro comienzo, lo nuevo, aunque ya conocido, enriquece.